Decenas de niños del Estado de Morelos no han podido iniciar el ciclo escolar que comenzó el pasado 18 de agosto debido a que sus “maestros” se encuentran en paro porque se oponen a la llamada Alianza por la Calidad Educativa.
Los mentores del futuro y esperanza de México protestan porque ya no podrán vender o heredar su plaza, pero tal vez los profesores no han pensado que probablemente esa plaza caiga en manos de personas que no tengan la preparación suficiente para llevar de la mano a los niños por la senda del conocimiento.
Tal parece que a los profesores es mucho más importante el dinero que puedan recibir a cambio de su plaza que niños y jóvenes mexicanos reciban una educación académica de primera calidad.
Muchos maestros también se oponían a ser evaluados para determinar si en realidad estaban capacitados para impartir clases, ¿Por qué? Tal vez se deba a que ya no podrán seguir disfrutando de las prestaciones que reciben.
El caos provocado por los maestros no sólo afecta a los menores morelenses, sino a los habitantes de algunos puntos de la hermosa República Mexicana, pues debido a las marchas los mexicanos no pueden llegar a sus centros de trabajo, escuelas, consultas médicas o simplemente para disfrutar de un rato de esparcimiento.
Los niveles educativos en México, lamentablemente no son los mejores del mundo, pero eso sí, los maestros creen que tienen el derecho de pisotear a quien se deje con tal de defender intereses particulares, que para más de un mexicano son absurdos.
Gracias a la nula preparación de los profesores los niños tienen poco conocimiento en Matemáticas, Historia, entre otras asignaturas, basta preguntarle a un niño quién fue el Padre de la Patria, o la tabla del nueve, muy pocos menores acertarán, pero si se les cuestiona acerca de los artistas de moda o páginas de Internet, responderán sin ningún titubeo.
Aún a nivel licenciatura hay quien tiene faltas de ortografía garrafales, esto no es necesariamente culpa de los educandos, sino de la desidia de los maestros por no corregir los desaciertos de los alumnos.
Mientras el Sindicato de Trabajadores de la Educación siga encabezado por una persona que siga despilfarrando el dinero a más no poder, regalando vehículos de lujo y le importe muy poco la educación de nuestro país, difícilmente los niños recibirán una educación de calidad.
Sin duda alguna, fue una verdadera burla y golpe bajo a las clases sociales más castigadas de México, el obsequio que Elba Esther Gordillo hizo a ciertos integrantes del Sindicato que preside, en lugar de mejorar las condiciones laborales de los maestros rurales.
Gritos, insultos, señas obscenas y la total animadversión de la ciudadanía es lo que bien merecido tienen los maestros, quienes no entienden que ese no es el camino para que sus peticiones sean escuchadas.
Con lujo de violencia, los maestros han tenido la osadía de retar, e incluso golpear a los guardianes del orden, quienes impiden que los “educadores” pongan de cabeza a la hermosísima Ciudad de los Palacios.
A nadie beneficia que los maestros de distintos puntos de la República Mexicana dejen sin clase a los niños que a gritos desesperados piden regresar a clases a la brevedad posible, desgraciadamente, nadie sabe cuándo han de volver a las aulas.
Sin embargo, no todos los maestros son iguales, muchos de ellos, a cambio de un sueldo miserable e incluso sin un techo para impartir clases, día con día y contra viento y marea, pretenden que sus alumnos le ganen la guerra a la peor enemiga de cualquier ser humano, la ignorancia.
Los mentores del futuro y esperanza de México protestan porque ya no podrán vender o heredar su plaza, pero tal vez los profesores no han pensado que probablemente esa plaza caiga en manos de personas que no tengan la preparación suficiente para llevar de la mano a los niños por la senda del conocimiento.
Tal parece que a los profesores es mucho más importante el dinero que puedan recibir a cambio de su plaza que niños y jóvenes mexicanos reciban una educación académica de primera calidad.
Muchos maestros también se oponían a ser evaluados para determinar si en realidad estaban capacitados para impartir clases, ¿Por qué? Tal vez se deba a que ya no podrán seguir disfrutando de las prestaciones que reciben.
El caos provocado por los maestros no sólo afecta a los menores morelenses, sino a los habitantes de algunos puntos de la hermosa República Mexicana, pues debido a las marchas los mexicanos no pueden llegar a sus centros de trabajo, escuelas, consultas médicas o simplemente para disfrutar de un rato de esparcimiento.
Los niveles educativos en México, lamentablemente no son los mejores del mundo, pero eso sí, los maestros creen que tienen el derecho de pisotear a quien se deje con tal de defender intereses particulares, que para más de un mexicano son absurdos.
Gracias a la nula preparación de los profesores los niños tienen poco conocimiento en Matemáticas, Historia, entre otras asignaturas, basta preguntarle a un niño quién fue el Padre de la Patria, o la tabla del nueve, muy pocos menores acertarán, pero si se les cuestiona acerca de los artistas de moda o páginas de Internet, responderán sin ningún titubeo.
Aún a nivel licenciatura hay quien tiene faltas de ortografía garrafales, esto no es necesariamente culpa de los educandos, sino de la desidia de los maestros por no corregir los desaciertos de los alumnos.
Mientras el Sindicato de Trabajadores de la Educación siga encabezado por una persona que siga despilfarrando el dinero a más no poder, regalando vehículos de lujo y le importe muy poco la educación de nuestro país, difícilmente los niños recibirán una educación de calidad.
Sin duda alguna, fue una verdadera burla y golpe bajo a las clases sociales más castigadas de México, el obsequio que Elba Esther Gordillo hizo a ciertos integrantes del Sindicato que preside, en lugar de mejorar las condiciones laborales de los maestros rurales.
Gritos, insultos, señas obscenas y la total animadversión de la ciudadanía es lo que bien merecido tienen los maestros, quienes no entienden que ese no es el camino para que sus peticiones sean escuchadas.
Con lujo de violencia, los maestros han tenido la osadía de retar, e incluso golpear a los guardianes del orden, quienes impiden que los “educadores” pongan de cabeza a la hermosísima Ciudad de los Palacios.
A nadie beneficia que los maestros de distintos puntos de la República Mexicana dejen sin clase a los niños que a gritos desesperados piden regresar a clases a la brevedad posible, desgraciadamente, nadie sabe cuándo han de volver a las aulas.
Sin embargo, no todos los maestros son iguales, muchos de ellos, a cambio de un sueldo miserable e incluso sin un techo para impartir clases, día con día y contra viento y marea, pretenden que sus alumnos le ganen la guerra a la peor enemiga de cualquier ser humano, la ignorancia.
Autor: Malú.
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