El dictador

"-Yo quería tener el poder para hacer justicia- gritó el dictador y de la herida de su frente empezó a manar otra vez sangre- , pero para alcanzarlo tuve que cometer injusticias. Todos los que quieren tenerlo tienen que cometerlas. Quería acabar con la represión, pero para ello tuve que arrojar a la cárcel y destruir a los que querían impedir que lo hiciese. Tuve que convertirme en opresor. Para suprimir la violencia tenemos que emplear la violencia. Para eliminar la miseria tenemos que crear miseria. Para hacer que sea imposible la guerra tenemos que hacer la geurra. Para salvar al mundo tenemos que destruir el mundo. ¡Esa es la verdad del poder!". (Michael Ende, El espejo en el espejo, 1997, p.226.).
Y sí esa es la verdad del poder, ¿pero es que no nos damos cuenta de la farsa en la que caemos?, se acercan las elecciones y una y otra vez escuchamos el mismo cuento, lo vamos a hacer bien, todo va a cambiar, pan para los pobres y un sin fin de promesas que no sólo no serán cumplidas; sino que serán transformadas para "cumplir" y atacar a toda esa gente que una vez votó por aquel mandatario incapáz de realizar sus decretos; capaz de hacer lo que sea para mantenerse en el poder.
¿O acaso las madres necesitadas reciben más apoyo? ¿A los pobres se les da pan? ¿Al reprimido se le da libertad? ¿Qué nos está pasando? ¿Será que llegar al poder corrompe? ¿Será que mientras más alto vuela el fénix se le olvida que debe llevar una carga dorada, para traer el renacimiento? ¿Será que de tanto acercarnos en nuestro vuelo al sol nos vamos a quemando sin darnos cuenta, como Ícaro?
Es absurdo, pero es cierto, el poder hace que nos olvidemos de esos ideales, de esas promesas, de esos cambios que habíamos prometido; y nos deja con nada más que el deseo en las entrañas de no tener otra cosas que el poder.
Y nos preguntamos porqué vivimos con tanta violencia, si nos hemos convertido en los verdugos de nosotros mismos, si para defendernos atacamos al inconforme, al que no tiene nuestras ideas a aquel que simplemente no ve el mundo como nosotros queremos.
Ojalá que esta vez, las elecciones no sean sólo para llevar a una persona más al poder que olvidará sus principio con tal de defender su Idea del Mundo Feliz; ojalá por una vez exista un equipo de especialistas detrás de esos grandes gobernantes, que de verdad lo hagan entrar en razón y le recuerden día con día, que si el pobre tiene hambre y el oprimido busca libertad, él estuvo en su lugar una vez y hoy algo diferente tiene que hacer, para mejorar al mundo.
No dejemos que el poder en cualquier nivel y bajo cualquier circunstancia se apodere de nuestra alma y nos haga cometer actos ilícitos y despiadados.