En estos últimos meses me he adentrado un poco más a investigar ese mundo que algunos dicen que ya no es una realidad alterna, sino que se ha vuelto la realidad misma, y yo estoy en ese punto de entender si la cyber-vida es parte de un sueño etéreo que nos lleva a una realidad alterna por construirse y deconstruirse dentro de un submundo llamado computadora, ahora conocida como realidad virtual, o si es ya una realidad tan cotidiana como fue la inserción del teléfono en la sociedad que ya la llamada realidad alterna se ha convertido en un estilo más de la realidad, como la vivencia de ir al cine o la idea de salir a pasear.
Mi tesis a versado en el intento de entender lo que margina o delimita a ese espacio multidiciplianrio que se conoce como la realidad virtual, la estética de la burbuja electrónica que nos comprende ahora, en el siglo XXI. Pero el año pasado en una mesa de debate del festival electrónico TransitioMX, dijeron que este nebuloso mundo ya era parte de nuestra realidad y desde entonces no he dejado de pensar en ello, y preguntarme si eso que creíamos alterno ya se entremezcló con nosotros y ahora demanda de una nueva atención para ello y no de verla como alterna.
Hoy por hoy me pregunto hasta dónde entra esa nueva forma de vida en nuestra casa, en nosotros, en la vida cotidiana y en el arte, he leído en diversas cyberevistas el tema de la cybercultura y la comunicación o la educación y en algunos otros sitios su unión con el arte y la cultura creando así nuevas manifestaciones humanas, pero no dejo de pensar en qué será mañana esa nueva estructura de comunicación, ese nuevo elemento en el que nos sumergimos día a día, ya sea en el trabajo, en el hogar o en la escuela. Hoy como antaño no todos tienen una computadora ni cuentan con internet, hoy existen cyber cafes, pero es como antes cuando no todos tenían teléfono y debían salir a llamar desde algún sitio, vemos como el teléfono llegó para quedarse y sin duda alguna internet y sus variantes también está instaurándose como un medio de comunicación eficaz y efectivo para el hombre.
Esperemos a ver hasta dónde nos lleva esta nueva tecnología, si el tiempo lo permite y la vida nos alcanza.
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