La tormenta Agatha contra el derrame en el golfo de hace apenas un mes me lleva a pensar qué pasa en el mundo y qué pasa por nuestra cabeza.
En el mundo, sin duda hay un cambio tanto por nuestra contaminación, como por el cambio natural de la Tierra; sin embargo el primero es el más peligroso y no conformes con ello, con el afán de buscar más medios de explotación destruimos el medio ambiente sin importar qué es lo que pase.
He leído que lo de la plataforma Deepwater Horizon, no fue un hecho fortuito ni inesperado, sino que muy al contrario era un riesgo que ya se sabía se iba a correr. Pero como siempre hay que argumentar que no importa lo que perdamos ahora, pues será benéfico para el futuro; sin embargo debemos pensar que ese tiempo ya se acabó, ya no somos la generación del mañana, somos la generación del ahora, lo que hacemos hoy ya no está afectando diez, veinte ni cien años después, nos está afectando ya.
Hablamos del calentamiento global, los cambios climáticos y la nueva tecnología que aún no sabemos bien a bien como nos ayudará a detener estos cambios, pero seguimos echándole leña al fuego. Seguimos con la tala inmoderada, seguimos con el desperdicio de energía, seguimos con el aumento del uso de automóviles (digo ya hasta para ir a la tiendita de la esquina, es un abuso), y un sin fin de actividades que no pensamos nos perjudican y que sin embargo lo hacen... y para no seguir enlistando sólo diré, que ahora nos damos el lujo de verter cerca de 19,000 barriles de petroleo en el Golfo de México, no pues sin duda el planeta nos cobrará factura.
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